Pintor
y grabador alsaciano (Colmar c. 1450 – Breisach 1491).
Hijo de
un orfebre de Augsburgo que se había trasladado a Colmar, Martin Schongauer nació
en esta ciudad hacia 1450. Muy pronto sacó provecho de la maestría paterna,
como lo testimonia su dominio de la técnica del grabado, todavía muy ligada a
mediados del siglo XV a la práctica del oficio de orfebre. El estilo de sus
obras de madurez supone un gran conocimiento de la pintura alsaciana de los
años 1440-1460 (del pintor estrasburgués Jost Haller y el Maestro del Retablo
de Stauffenberg).
Luego
de una corta permanencia en la Universidad de Leipzig (1465), Schongauer se
dirigió, muy probablemente, a los Países Bajos meridionales (entre 1465 y
1470). Tal vez asistiera al atelier de D. Bouts, en Lovaina,
donde pudo adquirir una
cuidada técnica
pictórica. Su viaje a Flandes le
permitió además estudiar las
obras de
R. Van der Weyden.
Son
pocos los cuadros autógrafos de M. Schongauer que han llegado hasta nosotros. Su obra
maestra,
la Virgen del
Rosal (fechada en 1473 sobre
su
reverso; Colmar, Iglesia de los
Dominicos), une la monumentalidad
de la figura de la Virgen al intimismo
del jardín que
la rodea. Este retablo fue
recortado por sus cuatro costados,
pero una copia
antigua
(Boston, I. S. Gardner Museum) conserva
la totalidad de la composición,
donde Dios Padre
y la paloma del Espíritu Santo se muestran encima del triángulo formado
por los dos
ángeles que coronan a la Virgen.
Los
paneles del retablo
encomendado
por Jean d'Orlier, preceptor
del convento
de los Antoninos de Issenheim,
en la alta Alsacia, fueron muy
probablemente pintados por la
misma época
(paneles abiertos: Natividad y San
Antonio y
Jean d'Orlier; paneles
cerrados:
la Anunciación).
Encontramos la misma amplitud en esas elegantes
figuras de acentos esencialmente
gráficos. Schongauer es también
el autor
de tres pequeños paneles de devoción
privada: la Sagrada
Familia (Viena, Kunsthistorisches Museum), la Natividad (Munich,
Alte Pin.) y la Adoración de los pastores (museo de Berlín),
en la que una realización
minuciosa adquirida en Flandes le
permitió una entrega
atenta de los materiales
y el paisaje. El Retablo de los Dominicos de Colmar (Colmar,
museo de Unterlinden), consagrado
a
la Pasión y cuya ejecución
es pobre y desigual,
es sólo una obra de
estudio.
Hacia
1488, Schongauer dejó
Colmar por Breisach, pequeña
ciudad
situada sobre la orilla derecha del Rin, donde
moriría en
1491. Allí pintó,
sobre los muros
del peristilo de
la iglesia
de San Esteban,
un Juicio
Final, redescubierto en 1932 bajo una mano de
cal
y dañado en 1945 por un bombardeo.
Esta pintura da testimonio
del
conocimiento de la
composición del Políptico del Juicio Final de R. Van der
Weyden (Beaune, hôtel-Dieu).
Pero la influencia
de Schongauer sobre
la pintura alemana de fines
del siglo XV y comienzos del XVI se ejerció sobre todo por medio de sus grabados (116 planchas, cuya
mayoría están firmadas con el monograma M. S., con
una cruz con
un brazo en forma de media luna). Estas
estampas, cuya difusión llegó
hasta España, están consagradas
a temas religiosos (Vida y
Pasión de Cristo,
representaciones
de la Virgen, los Apóstoles,
y los santos) y
profanos (animales, armaduras,
modelos de orfebrería).
A lo
largo
de una actividad
artística extremadamente
fértil, interrumpida por la muerte — unos
veinte años
apenas de
creación —,
Schongauer había adquirido un gran renombre en los
territorios del Imperio germánico.
El joven Durero, que había ido en
1492 a Colmar para
encontrar allí al
maestro, se
sintió muy decepcionado al enterarse de que el "beau
Martin" había muerto un año antes.
Su obra de grabados
y dibujos fue presentada en
Colmar, en el museo Unterlinden, en 1991.
Virgen del rosal o Virgen de la rosaleda
(Madonna im Rosenhag)
Autor Martin Schongauer, 1473
Técnica Técnica mixta sobre tabla
Estilo Gótico
Tamaño 200 cm × 115 cm
Localización Iglesia de los dominicos de Colmar, Colmar, Francia
Esta Virgen del rosal de Schongauer formaba parte de un retablo.
El original era mucho más grande y de forma rectangular.
En la versión íntegra de la pintura, la Virgen estaba sentada, con Dios Padre en el cielo bendiciéndola y un jardín. En la versión actual la atención se centra en la Virgen con el Niño, siendo la visión más limitada; ello da un carácter monumental a la pintura que no debía tener originalmente.
La representación de la flora (flores y hojas) y fauna (aves) en la obra muestra una excelente y precisa observación de la naturaleza y siempre fue muy admirada. Los pliegues del vestido de la Virgen y su agraciada expresión facial son otros de los aspectos más apreciados de la imagen.
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