lunes, 16 de enero de 2017
El Bautismo de María
Jesucristo bautizando a su Madre, la Virgen María
por Antonio de Torres, siglo XVIII.
Museo de Guadalupe, Zacatecas, México.
El autor quiso expresar la inefable plenitud de gracia de la Virgen, su Madre. La pintura nos dice con sencillez lo que los conceptos teológicos expresan con dificultad. Es el Hijo el que derrama la gracia del Espíritu en el seno de María. Este dulce anacronismo nos traslada fuera del tiempo y del espacio para ubicarnos en la eternidad del Padre. Así la Trinidad, ante la mirada de los ángeles, "prepara" a la Inmaculada para su misión de Madre de Cristo y de la Iglesia.
Como es tradicional, los ropajes de Madre e Hijo, combinan el color encarnado o rosado (la tierra) con el azul del cielo, morada de Dios.
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Me gusta el comentario "dulce anacronismo". La figura sin dudas es dulce. Claro que tropieza con muchos conceptos (y dogmas) teológicos. Pero ¿se le puede exigir eso a un artista que es capaz de captar "algo" que nos ayude a contemplar el misterio?
ResponderBorrarYo creo que el artista debiera "exigirle" a los teólogos ese "algo" que está en el lenguaje de la poesía. Muchas gracias, José Luis por tu cálido comentario.
Borrarobeservo, además, detalles hermosos: los angelitos llevando flores!!!! Un soldado!!!!
ResponderBorrarCreo que el soldado es un ángel. Podría ser san Miguel Arcángel. Averigüaré.
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