"Morgen!" ("¡Mañana!") es la última de
cuatro canciones compuestas en 1894 por Richard Strauss. Es el número 4 del Opus
27.
El texto fue escrito por el poeta contemporáneo de Richard
Strauss, John Henry Mackay, descendiente de escoceses que se trasladaron a Alemania.
Strauss conoció a Mackay en Berlín. El 21 mayo de 1894
escribió la música para “Morgen”. Junto a las otras tres canciones del opus 27,
la dedicó como regalo de bodas para su mujer Pauline de Ahna. Es una de las más conocidas y más grabadas obras
de Strauss. Él mismo la grabó por primera vez en 1919 acompañando al tenor
Robert Hutt en el piano, y otra vez en 1941 dirigiendo la versión orquestal con
el tenor Julius Patzak y la Orquesta del Estado de Baviera.
Strauss escribió originalmente la canción para ser
acompañada con piano. En 1897 orquestó el acompañamiento para orquesta de
cuerdas, violín solista, arpa, y tres cornos.
El primer grupo de lieder orquestados por Strauss están
dedicados a Pauline. Se habían conocido cuando ella era todavía era una
estudiante de canto; debutó como profesional en 1890 con el papel de Pamina en La Flauta Mágica de Mozart y en 1894 se
casó con Richard, unos meses después de haber cantado en el estreno de su
primera ópera, Guntram. En 1897 se
retiró de los escenarios de ópera y a partir de entonces sólo dio conciertos y
recitales, prácticamente siempre acompañada de su marido al piano o dirigiendo.
Ese año Strauss arregló para orquesta cuatro canciones de amor: Cäcilie y Morgen, dos de los cuatro lieder que le había regalado la víspera
de su boda, el Op. 27; Liebeshymnus,
el no. 3 del Op. 32, compuesto en 1896 y Das
Roseband, el no. 1 del Op. 36, compuesto el mismo 1897.
Und morgen wird die
Sonne wieder scheinen,
und auf dem Wege, den
ich gehen werde,
wird uns, die Glücklichen,
sie wieder einen
inmitten dieser
sonnenatmenden Erde . . .
Und zu dem Strand, dem
weiten, wogenblauen,
werden wir still und
langsam niedersteigen,
stumm werden wir uns
in die Augen schauen,
und auf uns sinkt des
Glückes stummes Schweigen. . .
Traducción:
Mañana el sol volverá a brillar;
y por el camino que yo recorreré,
nos reuniremos otra vez nosotros, los dichosos,
en el seno de esta tierra que respira la luz del sol . . .
Y a la vasta playa, bañada por olas azules,
bajaremos despacio y silenciosamente,
calladamente nos miraremos a los ojos,
y sobre nosotros descenderá
el mudo silencio de la felicidad . . .
Hermosas canciones. Las de Tosti me gusta escucharlas en la voz de un barítono, Bruson, un verdadero belcantista.
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